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Tras las últimas noticias que han surgido sobre la posibilidad de adelantar las elecciones presidenciales para el mes de noviembre de este año, me han obligado a tener que abandonar mi reclusión sin Internet en la playa para plantear mi opinión sobre la idea que estos días se discutirá en el congreso.
La idea es simple en un comienzo y favorable para el pueblo. Se adelantan las elecciones un mes calendario, dejando que la primera vuelta entre los candidatos se efectúe en el mes de noviembre y que en caso de que se necesite una segunda vuelta esta se realizaría en el mes de diciembre. Con esto lo que se quiere evitar es que esta última se realiza, en caso que se necesite, en el mes de enero y así evitar tener que cortar las vacaciones de cierta parte de los chilenos.
Nuestro país se dice que se basa en una idea de democracia fuerte, y para esto tenemos un sistema legislativo de carácter representativo, el cual está formado por un congreso con dos cámaras, una de diputados y otra de senadores, los cuales son elegidos por el pueblo para que ellos en representación de estos legislen sobre qué es lo mejor para el país. Democracia en acción.
Pero lamentablemente esto no es tan así, y esta discusión sobre adelantar las elecciones presidenciales en un mes ha dejado en claro muchas cosas: 1. La supuesta democracia en el que creemos estar envueltos no existe. 2. Existe intervencionismo político. 3. La Presidenta Bachelet ha demostrado nuevamente de que es la presidenta de una sola parte de los chilenos y no de todos, ya que sus decisiones solo apuntan a un sector. Pero vamos por parte y veamos cada uno de estos temas por separado.
¿Vivimos o no en democracia? La respuesta parece obvia, y es sí, pero yo me pregunto lo siguiente: de qué sirve que una ley sea presentada en el congreso y que ésta sea tramitada de acuerdo a lo estipulado, para que luego venga una persona –la presidenta- y decida vetar dicha ley porque está podría perjudicar al sector político al cual ella está afiliada. Esto para mí me suena más a una especie de dictadura que otra cosa, ya que de qué sirve todo el trámite si al final es solo una persona la que tomará la decisión final.
El intervencionismo político es algo de lo que se ha estado hablando mucho últimamente, sobre todo desde que comenzó el año 2009 y se dio el vamos oficial a la carrera presidencial. Esto debido de que surgen acusaciones de que personas que deberían mantenerse al margen de dicha contienda prestan ayuda a uno u otro bando, pero que en la mayoría de las veces dichas acusaciones quedan en nada o son desmentidas de una u otra forma. Pero el último comunicado del ministro Viera-Gallo en el cual anunció de que la decisión de La Moneda es vetar la moción, que busca adelantar las elecciones para el mes de noviembre, si es que esta es aprobada por el Congreso. Esta respuesta surgió después de que se indicó que dicha moción no le convenía al abanderado de la Democracia Cristiana, Eduardo Frei, ya que perdería un mes de campaña y con esto la posibilidad de acortar la brecha que tiene con el abanderado de La Alianza, Sebastián Piñera. Si esto no es intervencionismo político entonces nada lo es.
Por último y no menos importante, nuevamente “nuestra” presidenta, Michelle Bachelet ha dejado en claro de que se le olvida de que ella es la presidenta de todos los chilenos y no solo de un sector de estos, y que sus decisiones deben buscar lo mejor para todos. Pero nos muestra de que aunque el Congreso, ente representante de todos los chilenos a la hora de legislar, decida una cosa, si ésta no va a favor de su sector político simplemente opta por vetar dicha decisión, y así pasarse la democracia por donde ella quiera.
Y después dicen que llevamos 18 años libres de dictadura, pero en verdad lo único que ha cambiado es que ahora cada 4 años elegimos al dictador de turno.